sábado, 6 de febrero de 2010

No todo está perdido

"Quién dijo que todo está perdido
Yo vengo a ofrecer mi corazón..."
(Fito Páez, "Yo vengo a ofrecer mi corazón")

Según lo que aparece en los medios de comunicación, el mundo no tiene salvación. Más allá de los inevitables, impredecibles e incontrolables fenómenos naturales (como terremotos, sismos, tsunamis, inundaciones, erupciones...), parecería que el ser humano está empeñado en hacer daño a sus congéneres y demás especies: atentados, crímenes, abusos, secuestros, guerras, cacerías...

Pero yo soy de esas personas que creen que no todo está perdido si existen (existimos) un@s cuant@s capaces de sonreír, de tener una palabra amable, de abrazar, de besar, de amar, de confiar, de ofrecer oportunidades.

Esta mañana me encontraba en una tienda, esperando para hacer una pregunta. Era una tienda infantil, dedicada a juguetes formativos. No sé por qué, pero una espera que, al entrar en un lugar así, la gente debe estar de buen humor o, al menos, tener una cierta conciencia de lo que debe ser la educación de l@s niñ@s.

No encontraba el artículo que buscaba, así que aguardé a que la dependienta terminara de atender a una señora para preguntarle si lo tenía o si debía ir a otro establecimiento de la misma cadena. La clienta ya me había parecido bastante rara desde el principio por las cosas que le decía a la joven, pero cuando llegó el momento de pagar lo que había comprado destapó el tarro de sus desagradables esencias. La chica le preguntó si tenía su carné de fidelidad de la tienda, a lo que ella respondió que quizá sí, pero se lo había dejado en casa. Entonces, ella le explicó que para hacerle el 5 por ciento de descuento correspondiente necesitaba sus datos para encontrarlos en la terminal electrónica. La señora decidió no dárselos y, cuando vio que la dependienta le cobraba el precio completo, sin el descuento, le espetó
- Entonces ¿no me haces el 5 por ciento? Ya lo tendré en cuenta, ya...

En ese momento me contuve las ganas de decir nada, pero una piensa que, por respeto, es mejor no meterse con personas así (ya he tenido algunas experiencias desagradables en el super) y que, una vez se hubiera marchado de la tienda, expresarle el apoyo a la comercial. Pero, como un ángel divino, el señor que aguardaba, también pacientemente, a que la señora terminara su numerito en el mostrador pronunció las siguientes palabras:
- Mire, es que yo sólo quería preguntarle una cosa.
- No, si yo también estoy esperando para una consulta.
- Ah, si es así, espero, claro.

La dependienta, que no había dejado su tarea de envolver en papel de regalo lo que la señora había comprado, me miró y me preguntó qué necesitaba saber. Tardó dos segundos en mostrarme el catálogo para que le señalara el producto que buscaba. Ese mismo tiempo tardó la señora en abrir su bocaza para decir:
- Mira, que tengo médico a las 12 (frase que, por cierto, ya había pronunciado tres veces en el tiempo que la chica le sacaba la cuenta y demás).

Y el ángel-señor, de repente, extendió sus alas hechas voz para decirle a la señora que ya estaba bien de ser tan impertinente y de faltarle el respeto a la chica, que ya todos habíamos escuchado su historia del médico y que si tanta prisa tenía, haber ido antes a comprar, a lo cual la otra respondió que quién era él para meterse en su vida, que tenía que ver sus circunstancias, que él le resultaba indiferente y que no tenía por qué aguantar sus frustraciones.

Después de unos minutos en medio de esa tensión, la señora se fue con su compra hecha y la cabeza bien alta, mientras nosotr@s -el ángel-señor y yo- conversábamos con la chica de la tienda y le decíamos que vaya paciencia tenía y que era ella quien le estaba faltando el respeto y bla bla bla...

Al salir del establecimiento (con mi pregunta hecha pero sin compra) me quedó el regusto dulcísimo de saber que, a pesar de que este mundo parece una porquería muchas veces, seguimos quedando gente dispuesta a apoyar al de al lado, que en ese "combate" éramos tres (contando con la bondad de la vendedora) contra una y que si en la tierra existe una proporción similar en todas las circunstancias, no todo está perdido.