viernes, 13 de abril de 2012

Una microhistoria de Amor


Por primera vez se invirtieron los papeles y no solo era él quien esperaba, sino quien hacía burlas al otro lado del cristal (como ella bromeaba cada noche en su despedida a través de la ventanilla). Sus ojos de niño chico sonreían tanto como sus labios. Tenía ganas de sorprenderla. Y ella, tan apurada hasta ese instante bajando los escalones, dejó ya de correr. Su rostro, tan apagado el resto del día, volvió a iluminarse...

Por primera vez sonó música lejana durante el vaivén noctámbulo del metro. Y tan ocupados estaban sorbiéndose el alma a través de los ojos que no advirtieron que el acordeonista ambulante estaba ya a su lado tras recorrer el resto del vagón. Él, con un cierto rubor en las mejillas, esbozó un suave "hola", por lo que ella se dio cuenta de que el artista se había situado a su espalda y que estaba dispuesto a dedicarles un tema.

"Es la historia de un amor / como no hay otro igual..."

martes, 10 de abril de 2012

Descubriendo a Ortega

"Yo necesito beber el agua en un vaso limpio, pero no me deis un vaso bello. Juzgo, en primer lugar, muy difícil que un vaso de beber pueda, en todo rigor, ser bello; pero si lo fuera yo no podría llevarlo a mis labios. Me parecería que al beber su agua bebía la sangre de un semejante -no de un semejante, sino de un idéntico. O atiendo a calmar la sed o atiendo a la Belleza: un término medio sería la falsificación de una y otra cosa. Cuando tenga sed, por favor, dadme un vaso lleno, limpio y sin belleza. 
Hay gentes que no han sentido nunca sed, lo que se llama sed, verdadera sed. Y hay quien no ha sufrido la experiencia esencial de la Belleza. Solo así se explica que pueda alguien beber en vasos bellos".
(José Ortega y Gasset. "Ensayo de estética a manera de prólogo". Prólogo al libro El Pasajero, de José Moreno Villa. Madrid, 1914)

He tardado 39 años en empezar a leer a Ortega y ahora no hay un solo día en que no me regale alguna cita que merezca ser mencionada. Hoy os regalo este pasaje...