viernes, 16 de enero de 2009

¿Cuándo podemos decir que conocemos una ciudad?

Quienes seguís El Rincón de Amelie, sabéis que he salido unos cuantos días de viaje: mi primera incursión en tierras italianas. Ya sé que mucha gente se sorprenderá de que una española haya ido infinitas veces al otro lado del mundo y, en cambio, ninguna a Italia. Pero no tengo explicación posible. Quizá el momento era éste y no otro... 

Mi amigo Juampe me conminó un día a que explicara mi amor por la música del siciliano Franco Battiato, pero aplazo este tema a otra ocasión. Hoy me centraré en este reciente periplo meditérraneo: salimos el lunes de Barcelona en coche para llegar, a través de la costa francesa, al norte de Italia: las regiones de Liguria y Lombardía.

Dos argentin@s (Paula y Teo), una catalana (Mercé) y yo componíamos la expedición rumbo a tierras incógnitas para l@s cuatro, aunque he de reconocer que, después de hacer una exhaustiva búsqueda de rutas, alojamientos y datos de interés, yo llevaba una cierta ventaja sobre el resto del grupo. 

Pero tampoco voy a contaros el viaje (quizá actualice de una vez por todas mi otro blog, Nunca fui al estadio Centenario; os invito a verlo si no lo conocéis). Sólo quería hablaros de un tema que surgió durante los recorridos y que dio para unos cuantos debates y, sobre todo, para unas cuantas risas (por las cervezas que justificamos en base a esta pregunta): ¿cuál es el criterio para decir que conocemos una ciudad que visitamos durante un viaje, sea por el motivo que sea? Paula sacó a relucir esta cuestión porque, durante las fiestas navideñas, habían hablado sobre ello con otro grupo de amigos y, entre los argumentos que se dieron, estaban los siguientes:
  1. Pernoctar.
  2. Tomar una cerveza (o cualquier otro licor) o comer en alguna taberna (bar, restaurante) típica. 
  3. Visitar sus lugares típicos (léase museo, monumento...)
Yo añadí a esa lista algo que siempre dice mi amiga Carmen: los mercados son un buen baremo para medir una sociedad. Llegar a ese lugar donde se mezclan los olores, los sabores, las voces, los aspectos de la gente local y tratar de involucrarse en esa cotidianidad, efectivamente, es un buen criterio así que, por extensión y desde mi experiencia, yo dije -para enriquecer el debate- que una ciudad es, en buena parte, su gente, por lo que relacionarse (compartiendo charla, paseo, amores) con l@s lugareñ@s es un buen medio para afirmar que se conoce esa ciudad...

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola mi querida amelie viajera!!!
...100% de acuerdo con el argumento de su amiga Carmen, creo tambie´n que de eso se trata...

Por cierto...no habíamos comentado que compartimos animalito chino jajaja!!!...otra "coincidencia"...parece que va a ser bien movido este nuestro año, sobre todo para los búfalos del 73!!!..a juntar energía que el 26 de enero comienza el baile...

Besotes y que sigan disfrutando de la vida

Juan Pedro dijo...

Ameeeeelieeeeeeeee.

Te parecerá una tontería, pero un chavalito de barrio como yo tiene muy en cuenta los transportes públicos: cómo los usas, lo cómodo o/y seguro que te sientes en ellos. Si es un transporte público chulo, mejor que mejor. Marta y yo fuimos hace un tiempo a Londres (era una ciudad conocida de antemano por los dos, pero nunca habíamos ido juntos). Además de patearla como es debido, nos recorrimos la ciudad en los autobuses de dos plantas, ésos de siempre. Recuedo el viaje con cariño; teníamos tal control de la situación y de las distintas líneas que ya parecíamos dos londinenes más. Oh, yes, of course!

Anonima Veneciana dijo...

Amelie. Me encanta recorrer caminos con vos. Tenes una manera tan màgica para contar que me atrapa y coicido . Aparte de todo lo que decis, es la gente, la que te da el poder decir que conoces una ciudad....sus mercados, sus olores....
Te mando todo mi cariño y seguirè viajando con vos........
Hasta pronto....
De Buenos Aires con aire de verano
Vene

amelie dijo...

MAUI_29: sí, yo ya estoy aprovisionándome de carga energética para afrontar este añito del búfalo jajajaja (lo que no sabía era que para nosotras, las del 73, sería más jajajaja). Gracias por seguir visitándome por este rinconcito, amiga. Un beso muy grande... Por cierto, hoy empecé "Sincrodestino", de Deepak Chopra...

JUAMPE: no me parece ninguna tontería, al contrario, la incluyo en la lista de criterios para tener en cuenta. Tienes toda la razón: quienes nos hemos movido toda la vida en transporte público valoramos eso en otras ciudades. Y puedo presumir de haber tomado el pintoresco subte A en Buenos Aires, pero también el tren de La Plata, que recorre parte de su provincia (dos extremos bien opuestos). Gracias por esa nueva perspectiva para el debate... Un beso enorme y hasta dentro de poquito

VENE: Amigaaaaaaa veneeeeeee... Gracias por tus palabras que, una vez más, me sonrojan. Qué bueno que disfrutes con mi forma de contar, de ver el mundo, qué sé yo, una se da cuenta de que somos un@s cuant@s loc@s en este mundo de gente que maneja cuerdas ajenas. Te mando un beso enorme y, por supu, de color naranja (verás que las dos citas que hice de transportes las hice de tu tierra jejeje)

Lucía.uy dijo...

....y mirá.....te faltó la música y salir atrás de algunos tambores! jejeje...
Que buen viaje amiguita!

Hablando en serio, me imagino que Italia es mas un olor que un color.....no sé, vos me dirás.

un para de abrazos che!

amelie dijo...

LUUUUUUUUU: ay, amiga, pero qué razón tiene usté... ¡¡¡La música y salir detrás de los tambores!!! Jajajaja, qué buen aporte a este debate... De Montevideo, de esa linda ciudad, tenía que llegar esa idea, claro...
De Italia: pues de lo visto, amiga, no puedo quedarme con un olor. En el fondo, eso de viajar en invierno y tratar de estar siempre a resguardo del frío no contribuye mucho jajajaja... Para mí, por ahora (hasta mayo, que vuelva) tiene aspecto de piedra y nieve y color de vino tinto (qué raro en mí, ¿no?). Ya te contaré después...

fiorella dijo...

Cuando nos sentimos parte de ella, cuando llegás a pensar que podrías perfectamente vivir ahì.Olores,ruidos, sensaciones...la voz de la gente. Sentarse en un lugar y ver gestos, charlar con alguien del lugar. Caminar y caminar. Ir en omnibus donde suben los de todos los días.En mi caso, andar y no perderme nunca, sìntoma de que ese lugar y yo nos conocemos.Hay muchas cosas más,como viajeros hay,no?.Importa como va una al encuentro de ese espacio.Donde he estado, tanto acá como por otros lares, me busco y si me encuentro, ahí se conoczco un lugar.Un post,precioso.Un beso

Anónimo dijo...

santakopower: La gente sí o sí. Pero eso exige tiempo. Tienes que compartir con ellos su vida diaria, no una fiesta organizada en torno a un viajero porque apenas tiene tiempo para más. Un buen ejemplo sería tu relación con Barcelona y aquel partido que vimos juntos. Eso era la vida real. Eso y lo que vino después.

Anónimo dijo...

Recuerdo Amelie a aquel peregrino sabio (ciego), en las puertas de la ciudad. El desierto, del cual provenía, le había entregado todos sus secretos, que ocupaban en abundancia las membranas de su entrenado cerebro. Fue pisar la gran puerta de la ciudad y querer pero no poder, retener lo fácil, lo trivial, esos olores de mercado de los cuales tú hablas. He aquí el misterio.
Un beso de xavier.

amelie dijo...

FIORE: muchas gracias por tus palabras. Coincido plenamente contigo. Hay situaciones en las que se llega a decir, de tanto que se siente por un lugar, "yo podría vivir aquí". Cuando eso ocurre, más que conocer la ciudad, ya podemos hablar de amor, ¿no? Jajaja... Te mando un beso enorme desde este lado del mundo para ti, que vives en esa ciudad que, sin duda, conozco y amo.

SANTAKO: qué bueno volver a verte por este rinconcito a ti, señor viajero que andas conociendo lugares por el mundo (¿no te das cuenta de que el nombre de mi blog debería serlo del tuyo?)
Sobre lo que dices, totalmente de acuerdo, aunque debo reconocer que una fiesta hecha en torno a una persona es un buen baremo para conocer a su gente, quizá no tanto la ciudad pero sí dice mucho sobre su hospitalidad (o ausencia de ella) y sobre su estilo de vida y de relación con los demás.
Aquel partido en Santako fue una 'experiencia religiosa' por todo lo que implicó de conocimiento de un lugar del que tanto me habías hablado, por conocer el comportamiento de la gente en un fenómeno tal como un partido del Barça (jajaja) y por supuesto ese frikismo posterior en el friki-bar. Pero para mí la experiencia pasa, más que por ahí, por el hecho de ir contigo, un local, pasa por compartir un lugar habitual de un amigo más que por la vida real de toooodo un pueblo. Molts petons

XAVIER: qué bien encontrarte por aquí. Gracias por esa linda historia que cuentas. En realidad yo creo que todo radica en lo sencillo, en cómo afrontamos el encuentro con el lugar y con su gente y sobre todo en tratar de disfrutar de cuanta cosa encontremos por el camino. Un besote

Vanessa Reobasco Parabé dijo...

Llegué a tu espacio porque Raúl me dijo...Amelie es la Española más Uruguaya que conozco, así que no puede resistir la tentación de visitar a alguien que ama tanto a nuestro país.

Me gustó el color naranja de tu blog, me recordó a los naranjos que hay en la ciudad donde vivo Salto-Uruguay.
Creo que viajar es lo mejor de la vida, y mas si es para visitar lugares hermosos, y mejor aún seres hermosos.

Te dejo un saludo y voy a estar muy seguido por acá.

Unknown dijo...

Hola Amelie:
Qué tema interesantísimo este. Para mí, al menos. Conocer, lo que se dice conocer,es algo muy, muy difícil. Vos sabés que Montevideo es una ciudad pequeña y que en media hora de auto se va de cualquier parte a cualquier parte, sin embargo, yo que nací aquí, recién pude decir que empezaba a conocerla cuando a mis casi 40 años trabajé de cobrador en moto recorriendo todos los barrios y hablando con la gente en sus casas y parando en todos los bares y clubes de barrio, desde Pocitos hasta Paso de la Arena, desde el Cerro y La Teja, a Carrasco, durante más de 10 años. Sin embargo, no me animo a decir que la conozco. La mayoría de mis amigos apenas conocen algo más que el camino de su casa al trabajo o estudio, el centro, la rambla y los shoppings. Hay un territorio perisférico que se ve como un todo homogéneo y borroso que es muy difícil de penetrar y que contiene vidas e historias insospechadas por la mayoría.
Acabo de venir de una pequeñísima ciudad brasileña que visito desde hace 30 años, pernocto en ella en distintos lugares, recorro a pie las calles y las playas, me subo a los cerros, hablo con todo el mundo, entro a los almacenes, hago preguntas, pienso que tendría que vivir allí, pero no logro conocerla, porque cada año es una ciudad diferente y sufre una metamorfosis extraña provocada por el turismo, porque dejé pasar y morirse a mucha gente cargada de historias con la que no hablé y porque siempre veo solamente lo que quiero ver y siempre me encuentro con algo nuevo, que no comprendo como en 30 años no lo había notado. Porque las ciudades y los pueblos no sólo existen en el espacio, existen más que nada en el tiempo, y el tiempo nuestro es limitado. Coincido con los que dicen que todo pasa más que nada por el contacto con la gente, pero hay que tratar que este contacto sea lo más profundo posible. Y ver lo que hay debajo de la cáscara y detrás de la mise en scène que a veces se hace para el turista, como dicen en algún comentario.
Pahh! Qué pesado!!!
Un abrazo y hasta luego.

CASANDRA dijo...

...Amiga: mi mamá es de La Liguria. Te imaginás que está en mi futuro pisar esa tierra como un homenaje primero a ella y porque se que además es muy bonita. Emoción da leerte. (no necesitás una secretaria, para que te acompañe en todas esas "vueltitas"???