(Sigo sin fotolog, así que voy actualizando por este medio) En el patio de una casa tradicional del barrio porteño de
San Telmo (posteriormente convertida en conventillo para alojar a l@s inmigrantes que llegaban, sobre todo, de España e Italia y, en la actualidad, lugar de paso para l@s turistas que curiosean en sus tiendas de antigüedades), hallé estas cajas de madera repletas de libros, por supuesto, usados. Me llamó la atención por la inscripción
MAC KIWI. Me hizo recordar a mis amig@s
David y
Gemma, l@s
Santakos...
David y Gemma empezaron una impresionante aventura hace algo más de dos años. Se fueron a estudiar inglés, pero no a un lugar cualquiera, sino a Nueva Zelanda, así que desde ese momento quedaron apodados como los 'kiwis'. Su periplo, que combinó trabajo y placer, les llevó por Australia, Tailandia, Inglaterra, Canadá y varios lugares de España antes de regresar a Santa Coloma (Santako, para quienes hemos tenido la suerte de conocer ese lugar).
Durante ese tiempo, no siempre disfrutaron de las máximas comodidades ni de las mejores condiciones de vida, aunque sí fueron las que ell@s eligieron y en los lugares que quisieron y, por encima de todo, conocieron a mucha gente interesante. El camino fue, una vez más, la manera de aprender y no el medio para llegar a una meta.
En esos dos años que duró su viaje, mantuvieron el blog que enlacé arriba, en el que amig@s y familiares íbamos siguiendo, no sin cierta envidia, ese periplo, hasta el punto de que se creó una comunidad paralela entre quienes dejábamos comentarios, pues, sin conocernos, nos mensajeábamos entre nosotr@s. En septiembre pasado, coordinaron la "blog party" en Santako y allí pudimos ponernos nombres y caras (con muy gratas sorpresas) esos seres virtuales que pasábamos por la página kiwi.
Ya en ese momento David y Gemma habían regresado a su casa pero, como habíamos comentado en alguna ocasión en el propio blog o chateando por skype (qué gran invento cuando la gente está tan lejos), una persona que opta por cambiar de una forma tan radical su vida no puede volver al mismo punto de partida, ni por convicción ni por las cosas experimentadas durante esos dos años...
Hoy he hablado con David, y no para felicitarle las navidades, sino para darle la enhorabuena por el nuevo puesto que acaba de conseguir. Después de muchos años cubriendo información deportiva en medio de la vorágine de una gran ciudad (Barcelona), ha logrado una plaza en la misma empresa en Girona, ciudad de melancólica hermosura, y vivirá en Rupià, un pueblecito medieval con sólo 193 habitantes. Es cierto que si alguien desea con todas sus ganas algo, lo consigue. La ley de la atracción funciona, claro que sí...