martes, 23 de marzo de 2010

Llamando a los ángeles

Mi hermana me regaló hace unos cuantos meses un llamador de ángeles, uno de esos colgantes que, a modo de talismán, protegen, cuidan, acompañan. Por diferentes razones no lo había estrenado para salir a la calle (en realidad, sólo me lo puse en nochevieja en la cena que hicimos en casa). No sé por qué motivo, esta mañana fui al joyero y decidí acompañar mi atuendo con el llamador. Me dije: "es hoy".

Desde primera hora de la mañana sabía que era un día raro. No sé por qué. Mi hermana y yo decimos que somos brujas y supongo que algo de eso ahí. No brujas malas, sólo percibimos ciertas cosas (quizá ella más que yo), pero nos pasa. Siempre nos pasa.

Esta mañana estaba planchando en la cocina con la ventana abierta, mirando los tejados de Carabanchel (mi barrio), mientras escuchaba una preciosa entrevista sobre fútbol que le han hecho a Eduardo Galeano en una emisora española. De repente empezaron a rodarme lágrimas por la cara. No había un motivo especial. No es porque sea uruguayo o porque sea uno de mis escritores favoritos o porque hace unos cuantos meses tuviera la suerte de conocerlo. Era una sensación extraña. Como cuando estás en un concierto y, sin una razón lógica, empiezas a llorar por una canción. Así me ocurrió. Y no entendía nada. Pensé que la astenia primaveral estaba empezando a hacerse presente...

Cuando llegué a trabajar, recibí una llamada desde Montevideo. Era una querida amiga para darme una triste noticia acerca de otra querida amiga: un ángel con forma de abuela había cambiado tierra por cielo...

6 comentarios:

amelie dijo...

Dedicado a mi amiga Daniela y a su abuela calabresa a la que tuve la suerte de conocer y disfrutar. Con amor.

Alforte dijo...

Que forma más hermosa de expresar la premonición de un dolor en alguien de nuestro entorno afectivo.
Besos brujiles

Anónimo dijo...

Me emocionaste hermanita!! Ya sabes que no puedo evitarlo. Tampoco puedo evitar las premoniciones,aunque algunas no sean agradables. Ya te lo dije antes cuando hablamos y también se lo he dicho a Dani,pero es cierto que esta mañana me acordé de ella así sin más. Supongo que ya sé por qué era... En fin, brujita mía, que te quiero y mando desde aquí besos a la amigula transoceánica.

Juan Pedro dijo...

:(

Bea dijo...

En primer lugar, lamento profundamente lo ocurrido.

Las pérdidas son simplemente físicas, porque nos quedan grabados sus recuerdos.

En segundo lugar, te digo: ¡qué feo es tener premoniciones y sobre todo, de las feas.
Somos muchas las personas que las padecemos.
Sí, padecemos, porque en general, las premoniciones no son buenas noticias o hechos.
Besos, querida amiga.

Marga dijo...

¿Quien puede querer tener premoniciones y mucho menos adivinación? Debe ser una pesada y oscura carga.