lunes, 19 de marzo de 2012

El último mate


Tenía la cabeza partida por la mitad. La noche anterior había estado repleta de emociones y alcohol (ambas cosas en grandes cantidades). Y era ya el último día. Se acababa todo ese periplo sentimental que me había tenido durante más de tres semanas en el sur del mundo. Y lo bueno de las borracheras compartidas es que las resacas también se pasan en grupo, así que nadie tuvo reparos en pedir refresco a la hora de almorzar (y rica pasta para empapar bien todo el líquido ingerido). Y volvimos a ese lugar tan lindo, el único que repetí en todo ese tiempo. Y, aunque amaneció lluvioso y nublado, poco a poco fue saliendo el sol, tanto que tuvimos que irnos adentro por no quemarnos. Y empezaron los adioses (porque algunas resacas también llevan eso implícito). Y la rambla, con todo su Amor, me ofreció este espectáculo para las últimas horas.

Hoy hace un mes que dejé Montevideo, que partí de Uruguay, que empecé el regreso a esta parte del mundo... En este mes transcurrido ha habido demasiadas visitas a hospitales, algunos reencuentros (más que) placenteros, hastíos y lágrimas, también muchas risas, generación de expectativas ante los cambios, respuestas a ciertos correos y continuación de la búsqueda. Incluso visitas he recibido. Mi (linda) gente de allá quedó físicamente lejos pero tan dentro que aún no he podido agradecer -como merece la ocasión- todo lo que recibí. Es lo que tienen ciertas intensidades. Y aunque ya he brindado con algún vinito traído del sur, todavía no he vuelto a tomar mate...

8 comentarios:

amelie dijo...

Muchas gracias a Ade, la amiga que me hizo esta increíble foto y que compartió la belleza de ese atardecer.

Elizabeth dijo...

Vuelvo a visitarte después de bastante tiempo.Qué bueno que anduviste por el paisito! Beso uruguayo de una seguidora tuya y del Gato que cuando anduvo por Madrid no te encontró ( lástima).

amelie dijo...

Elizabeth: gracias por tu visita y por no haberte olvidado de este rinconcito. Es cierto lo de tu visita, pero creo recordar que estaba en medio de algún quilombo familiar. En cualquier caso, lo dicho, muchas gracias por seguir acordándote y un beso enorme

Martiuks dijo...

Es que cuando uno se va de Uruguay, aunque no sea de ahí, un pedazo del corazón se te queda en esa tierra...

¡Saludos!

Martiuks dijo...

Es que cuando uno se va de Uruguay, aunque no sea de ahí, un pedazo del corazón se te queda en esa tierra...

¡Saludos!

amelie dijo...

Martuchis: absolutamente de acuerdo contigo. Veo que tampoco eres uruguaya, pero conoces y sientes lo mismo que me pasa a mí. Bienvenida a este rinconcito naranja y gracias por tu comentario...

Rochies dijo...

me pasa igual... cada vez que toca partir, una parte mía se queda en el paisito anaranjado, donde todo vibra distinto.

amelie dijo...

Rochies: graaaaaaaacias por pasar de vuelta por acá. Un beso grande y totalmente anaranjado