domingo, 8 de marzo de 2009

Un viaje helénico...

"Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, lleno de experiencias..."
(Konstantin Kavafis, "Itaca")

Hace nueve años aún no nos conocíamos. Bueno, miento, a Encar (la que está más a la izquierda) sí. Ella me daba clases de Historia del Arte en un centro cultural y, al final del curso, estaba programado un viaje a Grecia. Nada menos que a Grecia, la cuna de la civilización occidental, sus históricas ruinas, su mitología, su música, su literatura, su pensamiento... A esa excursión se apuntaron Selva y Rodolfo (en el centro de la imagen). Ella (uruguaya) y él (argentino) habían venido desde Buenos Aires a España para completar parte de sus estudios universitarios y, aunque no estaban anotados en ese curso, sí participaban en otras actividades del centro cultural, por lo que se enteraron del viaje helénico y se apuntaron.


El 4 de junio de 2000 llegamos a Atenas y, nada más repartir las habitaciones, Encar me pidió que me acercara a esta pareja para informarles de que los más jovenes (hay que decir que la mayoría del grupo estaba integrada por gente jubilada o, al menos, bien sobrepasada la cincuentena) teníamos pensado salir esa noche al monte Likavitos. Nada me dijo sobre su nacionalidad y yo, con mi habitual espontaneidad, me dirigí a ellos con una sonrisa y les dije: "¡¡¡Hola, soy Conchi!!!"


Ellos, por no dejarme en mal lugar, se limitaron a reír y a presentarse. Cuando escuché sus acentos, me sonrojé (por mi trabajo ya sabía que mi nombre no era muy habitual en Sudamérica o, en todo caso, lo era con diferente uso) y acepté las bromas. Desde ese instante, nos hicimos inseparables no sólo en ese viaje, sino en la vida.


En septiembre y octubre de 2001 (fue una despedida por tandas) dejaron España para embarcarse en la 'aventura' de Buenos Aires que les recibió nada menos que con el famoso 'corralito'. Jamás volvieron a la Vieja Europa...


El pasado jueves, un avión procedente de Bolonia dejaba en la T4 de Barajas a Selva y Rodo, que volvían a Madrid por primera vez en ocho años. Naturalmente, nosotros ya nos habíamos visto en varias ocasiones por mis frecuentes viajes al Sur (por placer, por acompañamiento o por trabajo, que de todo hubo en estos años), pero era la primera vez que yo les recibía en un aeropuerto.


Encar jamás viajó a Sudamérica. Por diferentes motivos que quedan, por respeto, en su intimidad. Ayer, ocho años después de aquella llorosa despedida, volvieron a reunirse. Y lo hicieron en mi casa, un espacio que, en aquel entonces, ni siquiera era proyecto. Ayer hubo brindis eternos, risas y lágrimas, abrazos, charlas sobre los viejos y los futuros tiempos... Ella fue la 'catalizadora' de aquel primer encuentro, de aquella primera charla, sin el cual no habría venido mucho de lo posterior, así que me gustó tomar su relevo y convertirme en la anfitriona, en la 'mediadora' de este reencuentro tan especial...


"Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.
No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ellas, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.
Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significan las Ítacas"
(Konstantin Kavafis, "Itaca")

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Que linda su historia!

y que bueno que hayan podido re-encontrarse en el viejo mundo...por favor, mandales un abrazo de mi parte a Selva y Rodo y que tengan un feliz viaje.

Besote para vos.

Juan Pedro dijo...

Preciosa historia y preciosa amistad.

amelie dijo...

MAUI: amigaaaaaaaa, claro que les daré ese abrazo a l@s chic@s. Podrás imaginar que estos días están siendo agitados, de no parar, de pasear y sobre todo de brindar. Sin ell@s, ahora tampoco estarías vos (en mi vida). Qué loco ¿no? Te mando un beso enorme y un abrazo cargado de energía de color naranja.

JUAMPE: mil gracias, amigo, por tus palabras. Sí, en realidad, a la hora de contar la historia omití millones de detalles igualmente valiosos para el relato pero que lo convertirían en algo muy pesado de seguir. Lo que quería destacar era el reencuentro con Encar que es quien protagonizó la historia (pues como dije en la entrada ella jamás viajó al sur así que se perdió los asados en Plátanos, los paseos por la Boca, las visitas a las casas amigas...) y por eso lo centré en eso. Bueno, cómo me enrollo. Un beso y un gusto volver a verte por aquí...

Anónimo dijo...

De a pasitos, se llega, a dónde hay que llegar :o)

sí, me parece hermoso todo lo que leo y lo que veo, pero nada tanto como tu risa


abrazote
dani

andal13 dijo...

¡Hola! No sé cómo llegaste hasta mi blog, pero vine a devolverte la visita tan afectuosa que me hiciste, y me encontré con estas maravillas hispano-heleno-sudamericanas!!! Si hasta el glorioso Vasco Ostolaza aparece mencionado!!!

Preciosa historia de encuentros y de reencuentros... y de viajes...
Tuve la dicha de conocer a España, pero aún tengo en el debe volver... A Grecia la tengo pendiente desde niña, cuando mi tía me introdujo en el mágico mundo de la mitología...

Tal vez, algún día...

Anónimo dijo...

Hola Amelie!!!

He revisado tu blog y me ha gustodo mucho, felicitaciones!!!

Como me doy cuenta que te gusta viajar me gustaría invitarte a visitar nuestro sitio www.airportdesk.es, que es una página muy interesante que ofrece consejos prácticos sobre las
instalaciones de los distintos aeropuertos, que tipo de servicios ofrecen a los pasajeros, y forma de transporte público disponibles.

Nos gustaría conocer tu opinión sobre nuestra página web y si estarías dispuesta a poner un link desde tu blog hacia nuestro sitio, como una forma de ayudar a sus amigos que visitan su sitio con esta valiosa información adicional.

Esperamos saber pronto de tí, y cualquier comentario o sugerencia son bienvenidos.

Saludos cordiales,
Diana Solorzano
www.airportdesk.es
diana.solorzano@aiportdesk.es

Unknown dijo...

Hola Amelie:
Preciosa historia, a pesar de las alusiones a los que habían pasado holgadamente la cincuentena que no me hicieron sentir muy bien. Mirá si el monte Likavitos me iba a acobardar a mí...
Ahora entiendo también por qué es indispensable que tengas un nick y que evites poner tu nombre en el blog...
Qué lindos esos reencuentros. Y decile a Encar que Sudaméricas hay muchas. Solamente tiene que elegir la adecuada.