viernes, 17 de abril de 2009

Tener mundo

Siempre he tenido una relación muy especial con mi padre, siempre he dicho que, a pesar de las adversidades por las que tuvo que pasar, supo salir adelante y que su universidad fue la de la vida, que, sin tener 'estudios, pasa por ser una de las personas más listas y sin complejos que conozco. 

El pasado fin de semana tuve una charla de lo más interesante con él. Empecé a indagar cosas del pasado, le pregunté por nuestra familia, por anécdotas de su vida, me valía cualquier cosa teñida de color sepia... 

Y descubrí algunos datos que jamás le había oído contar. Y me hizo reflexionar sobre eso que llamamos 'tener mundo'. Él, nacido como yo en Sotillo de la Adrada (provincia de Ávila), dejó el pueblo cuando apenas era un niño (ahora, en este 'primer mundo' pensar en el trabajo infantil es aberrante pero en aquella España franquista era algo común, como hoy, aún hoy, siglo XXI, ocurre en muchísimos lugares del mundo y parece que no queremos verlo) y se fue a Talavera de la Reina (Toledo). Además, por diferentes motivos, estuvo en Cáceres, en Segovia, regresó al lugar de origen y de nuevo a Talavera y de nuevo al pueblo y finalmente Madrid. En todos estos cambios, el motor de arranque siempre fue el mismo: salir adelante.

Tenemos la costumbre de decir que las personas que viajan mucho (así por turismo o curiosidad, como yo), sobre todo a lugares cuanto más exóticos mejor, 'tienen mundo'. Pero después de esta charla con papá se removieron todas esas ideas. ¿Tiene más mundo alguien que viaja a un rincón perdido a 10.000 kilómetros de su casa y apenas se vincula con la gente o alguien que se mueve al pueblo vecino y se convierte en casi prestidigitador para sobrevivir?

8 comentarios:

Unknown dijo...

La segunda opción Amelie, la segunda, sin dudas. Tu viejo sí que tiene "mundo".
Pero creo amiga, que usted no viaja "turísticamente", por lo menos si se le da la ocasión de hacerlo de otra manera.
Abrazo

Juan Pedro dijo...

Me ha emocionado tu post, amiga.

Aquella generación, la de la posguerra, nos da cien mil vueltas. Tengo la suerte de haber descubierto de verdad a mi padre ahora que yo lo soy, ahora que tengo casi cuarenta años y ahora que él tiene setenta y muchos. Y, poníendome sus zapatos, como se suele decir, comprendo por todo lo que pasó. Tu padre es un fuera de serie y es una suerte que puedas disfrutar con él. Aprovéchalo. Dile que le quieres.

Permíteme, a modo de homenaje al mío, hablarte un poquito de él. Se quedó sin madre a los tres años y su padre, mi abuelo, le puso a trabajar con ocho (¡ocho añitos!) en una zapatería. Hacía falta dinero en su casa y no sabía qué hacer con él. Como el sueldo de aprendiz zapatero no daba dinero, a los catorce se metió en la RENFE como carbonero. Provisto de tesón y una pala, él era uno de los que echaba carbón en las locomotoras para que éstas pudieran andar. Eso nos parece algo lejanísimo en el tiempo, pero ocurrió, como aquel que dice, anteayer en la Historia de España.

Mi padre, intuyo que como el tuyo, pasaba hambre, y, por ese motivo, mi abuelo le metía en colonias y campamentos sufragados por el régimen de entonces para que, al menos, pudiera comer...

Lo más cachondo de todo esto es que mi padre pudo ir al colegio unos cuantos años, le encantaba leer y, sobre todo, dibujar. Pero tuvo que dejarlo.

Creo, sinceramente, y respondiento a tu pregunta, que nuestros padres han ganado un título mucho más importante de los que se cuelgan en las paredes. Han sido y son héroes anónimos. Personas imprescidibles, como decía Brecht, de las que luchan todos los días.

Un abrazo muy fuerte, amiga.

Raúl Avila dijo...

Cosa curiosa esta que nos envuelve en distintos puntos.
Vos hablando de tu viejo. Fio despidiendo al suyo. Yo descubriendo y deleitándome con Ojos de brujo, que algo que ver contigo seguro tienen (o eso intuyo).
El mundo es mundo Ame, y la forma en que cada uno lo haga es la mejor, porque es propia.
Nuestros viejos tenían mundo, porque les había tocado tenerlo así. Nosotros disponemos de otras situaciones, otros modos de sentir, otro tiempo... Tener mundo... Todos, a un modo propio lo tiene.
Sentimos que nos aventajaron y -seguramente- aquellos que hoy están "atados" al Play, cuando le hablemos de los boliches sentirán que se perdieron algo increíble... y luego sus hijos (que quién sabe en qué andarán) se sorprenderán con ellos.
En todo caso, ese es el sino de transmisión oral que nos queda de quienes primero pisaron la tierra y la vida.
Solo falta el fuego en el medio (dicen que de unos años a esta parte, fue sustituído por un bicho que proyecta imágenes.
Un beso

Anónimo dijo...

No hay nada más hermoso que mirar atrás y reconocer las grandezas heredadas...
Que tu padre siga siendo para ti ese árbol que da sombra en verano y que cobija el nido del gorrión en invierno.

Fdo. Dos manos entrelazadas

Anónimo dijo...

Ya estoy difrutando esos relatos!

Ya hace rato que vengo disfrutando a esa hermosa hija!


te quiero

dani

amelie dijo...

SANTI: sí, en realidad no me gusta tener mucho que ver con lo que yo llamo turistas, aunque no pueda evitar ser una de ell@s a veces. Como bien dices, cuando puedo hacerlo de otra manera lo hago y de esa forma he encontrado tantos afectos por el mundo. Eso es seguro. Pero de lo que quería dejar constancia era justamente de eso que aprendí con el viejo el otro día: que no por conocer tanto 'mundo' se 'tiene más mundo'. Un beso muy grande, amigo

JUAMPE: muchas gracias por tus cálidas y, sobre todo, tan sinceras palabras. He leído alguna que otra vez, a través de tu blog, sobre esa relación especial que tienes con tu padre. Sí, procuro decir siempre que puedo que los quiero (a l@s dos, tanto a mami como a papi) y darles mimos y abrazos. No obstante, han tenido que pasar 36 años para que decida hacer esta especie de 'revisión histórica' familiar. Pero bueno, nunca es tarde si la dicha es buena. Insisto: muchas gracias por lo que cuentas (y ya nos tomaremos un café con más de un tema en común porque mi padre pasó por cosas parecidas). Un beso enorme y abrazote naranja

amelie dijo...

RAÚL: justamente ayer hablábamos con la gente del taller sobre la transmisión oral (todo por una anécdota en un bar, en el que la camarera nos dijo que no había carta pero nos recitó de memoria las innumerables variedades de tes que tenían). Es bueno recuperarla si se ha perdido o seguir explotándola si se tiene... Gracias por aparecer por aquí una vez más. Un beso grande (y gracias por lo de Fio)

ANÓNIMO: lindo mensajito dejaste y linda firma con esas manos entrelazadas. Beso naranja

DANI: Yo también te quiero, amiga mía. Cuánto relatito compartido a lo largo de taaaaaaantos años de vida, ¿verdad? Abrazo que cruce el océano y te toque así cerquita...

Anónimo dijo...

No hay nada como tener mundo porque te libera de prejuicios y de cosas que sabes de oídas. Te quitas un gran peso de encima.