martes, 19 de agosto de 2008

Amor aroma

Sé que poca gente asumirá como algo normal la historia que voy a contar, pero la traigo aquí porque ha sido una de las cosas más bonitas que me han ocurrido en el viaje que he hecho por Asturias estos días pasados. Siempre he tenido claro que el caballo es mi animal favorito, pero el pasado jueves viví algo alucinante con este precioso ejemplar que veis en la fotografía.

Nuestra excursión de ese día pasaba por Fuente Dé, una majestuosa pared de 1.847 metros de altura en los mismísimos Picos de Europa (aunque en el lado de Cantabria) y a la que se accede gracias a un teleférico que salva los más de 750 metros de desnivel desde la plataforma (donde estamos en el momento de esta foto). Pero como se puede apreciar en la imagen, la terrorífica niebla nos invitó a no subir, no por miedo, sino por evitar un paseo inútil hasta una cumbre en la que no íbamos a poder divisar la cordillera (que es el mayor atractivo de ese paseo a las nubes, nunca mejor dicho).

Yo había comprado en Potes (un precioso pueblo cercano a esta montaña) una caja de galletas de la región para compartir en las alturas con mis compañeras de viaje, como si fuera un ritual de hermandad, así que cuando decidimos no subir, optamos por sentarnos a los pies de esa pared vertical a disfrutar de la impresionante vista y a completar ese 'aquelarre'. A pocos metros, un pobre caballo era acosado por turistas que se acercaban con el ánimo de hacerse fotos con él, de tocarlo, algunos incluso de molestarlo. Nosotras, a la distancia, observábamos su calma en aquel lugar que parecía creado para la más pura reflexión.

De repente un señor nos pidió que le fotografiáramos con su nieta junto al caballo, así que me levanté y, al acercar mi mano a la cabeza del animal para acariciarlo, abrió su boca y me pegó un pequeño mordisco en el antebrazo. No fue nada, es decir, no hubo herida, simplemente fue un toque (marcaje lo llaman quienes entienden de animales), pero fue suficiente como para dejar la señal perfecta de su diente y hasta un moratón alrededor. Cuando se lo conté a las chicas (su situación impedía ver lo que había pasado), todas dedujimos que había sido por el olor de las galletas que habíamos comido y que quizá alguna miga se había quedado sobre mi chaqueta (de color verde, como todo el campo a nuestro alrededor, para más inri). Pero cuando vi que me seguía y que ni siquiera echándole galletas al pasto para que las comiera dejaba de hacerlo, nos dimos cuenta de que lo que le servía como 'cebo' era mi famoso aroma a vainilla; era mi olor (impregnado en la piel y en la ropa) y no el de alimentos ajenos lo que le motivaba...

No convivo con animales, pero he tenido varias experiencias anímicas muy profundas con algunos. Creo que lo del jueves pasado tuvo algo que ver con esto. De alguna forma extraña, el caballo no vio en mí a una humana, sino a una igual, un ser con quien poder jugar y divertirse. Antes de mí no había 'atacado' a nadie ni lo hizo después. Sólo yo conseguí alterar su paz. Y eso sin pretenderlo...

6 comentarios:

fiorella dijo...

Increìble,que experiencia,eh?.Me encantan los perros y luego los caballos,son de una nobleza a toda prueba.Acà dirìamos que te "apretò",que no es morder claro.Algo sintiò hacia ti y te lo hizo saber.Olor a vainilla?Olor que da tranquilidad,al menos a mì.UN beso

Unknown dijo...

que lindo, me gustan los caballos, s un hermoso animal pero me da miedo subirme a ellos...

Lucía.uy dijo...

Hola! Aquí llegó el Pato Darwin! (el terror que aletea en la noche.....tu peor pesadilla!jajajajaja...), va por lo del sueño! jejejeje.

Lindo viaje Amelie!! que bueno! claro....no es lo mismo que Valizas...pero! jejejejejeje.

Ahora, en relación al caballito, usted no será una llegua disfrazada!? o mejor dicho una llegua "irresistible" disfrazada de mujer?
Porque mire que despierta pasiones en los equinos ¡He!
Menos mal que pudiste zafar, si no ya te veía escribiendo tu próximo libro " Mi vida(reino) con (por) un caballo".

Ahora en serio! (podré?) Desde niña conviví con caballos. Mi padre tenía una "chacrita" un campito; siendo hombre del interior del País, le gustaba mucho, meter las manos en la tierra, arar y plantar.
Por ese motivo, siempre tuvo caballos para labrar la tierra.
Cuando mis hermanos y yo ibamos a visitar la chacrita,ya te supondrás cual era nuestra mayor ilusión: andar a caballo!
Y así, a pelo nomás, nos recorríamos la chacra, 20 veces.

Creo recordar que mi viejo, decía que cuando te "apretaban" (como dice la Fiore), era porque querían jugar.........a lo mejor mi viejo lo decía para que no le tuvieramos miedo.

Bueno, me fuí al joraca! Eso che, que, que buen viaje!!

Besotes!

amelie dijo...

FIORELLA: sí, desde hace años, uso un perfume con olor a vainilla. Ya es mi olor, la gente sabe que llego por ese aroma característico jajaja... A mí me gusta, aunque en realidad mucha gente dice que le da hambre, que le entran ganas de comer...
Respecto a lo que dices de los animales, tienes toda la razón. Si yo tuviera espacio para tenerlos, tendría al menos un perro y un caballo (y no sé si por ese orden). Cuando hablaba de experiencias con animales, he tenido algunos encuentros inolvidables con perros (con lágrimas de por medio, por su parte, claro...)

OTRA VEZ...: yo sólo he subido dos veces y la primera, además, de la forma más salvaje, sin silla, en una chacra en Uruguay. Y creo que pocas veces he sentido la libertad y la felicidad de una forma tan brutal como a lomos de un caballo. Te lo recomiendo...

LU: no creo que tu viejo se equivocase. En realidad estoy convencida de que el 'bicho' me sintió cerca. Mientras el resto de gente se arrimaba para burlarse (sí, como lo lees) de él o sacarse fotos a su lado, yo me acerqué sí para sacar la foto de alguien que me lo había pedido, pero le miré a los ojos y fui a acariciarle. Es decir, me fije en él como ser, no en él como objeto decorativo en el campo. Quizá por eso se arrimó así. Como digo, ni antes ni después (y mira que después lo vimos pacer tranquilo al lado de una niña, es decir su intención jamás fue hacer daño a nadie) estuvo así con nadie. Me gusta eso de escribir un libro con mis historietas animales. De hecho tengo un cuentito lindísimo llamado "Las lágrimas de Lobo" (vivida en Valizas of course)

Anónimo dijo...

son bichos increíbles, tienen un poder de percepción muy profundo. Tuve la buena suerte de poder disfrutarlos mucho desde chica y ahora de grande con mi familia rochense en un pedacito de campo con palmeras de butiá...siempre que puedo, no pierdo oportunidad de hacerme un paseito

Otro beso charrúa.

Pedro Genaro dijo...

Me gusta mucho tu visión, te admiras con las cosas pequeñas y sencillas, eres condescendiente con ese precioso ejemplar que te ha "marcado" y además te gusto oler a orquídeas...genial!