domingo, 30 de noviembre de 2008

El tiempo está después...

De mi primer viaje a Uruguay (octubre de 2004) guardo millones de tesoros, tanto físicos como intangibles. Hoy sólo hablaré de uno de ellos, el disco "Viveza", de Fernando Cabrera. Entre la música que mi amiga Selva eligió grabarme, estaba la de ese hombre que yo no había escuchado más que por la voz de Ana, otra amiga de la familia que vive enamorada de él. A diferencia del "Contraseña", de Jaime Roos, del que me enganché rápidamente, reconozco que con Cabrera no pude... Ni siquiera le di tiempo a que me convenciera con sus letras; aquella voz tan peculiar no me atrapaba. Creo que, en realidad, no era el tiempo de escucharlo...

Ahora sé que mi relación con Cabrera está íntimamente ligada a mi amor por Montevideo y a mis vivencias en sus rincones. Aunque tanto en 2004 como en 2005 estuve en algunos de sus momentos históricos por sus calles, no fue hasta diciembre de 2006 cuando CONOCÍ a la dama de gris (le hago propaganda, Gato). Con una excelente guía como mi amiga Daniela y con algún brindis noctámbulo con otras manos masculinas y zurdas en la Ciudad Vieja, la capital del paisito pasó a serlo también de mi alma. Y confieso que, cuando Dani me dijo que amaba a Cabrera, pensé que algo raro había en mí, pues ya era mucha gente linda a la que conocía y a la que le gustaba este cantante. Quizá debía darle otra oportunidad...

En 2007 recibí la visita en la 'orange house' de mi amigo Julián, un entrerriano que vive en Buenos Aires y músico loco que adora Uruguay. Cuando llegó a casa se puso a buscar en mi discoteca y halló "Viveza". Me contó que adoraba a Cabrera y no entendía cómo a mí no me provocaba lo mismo. A esa altura del partido, yo tampoco y, de repente, un día de aquella estadía suya en mi casa me di cuenta de que aquella canción que sonaba (creo que era "Lisa se casó") me gustaba y desde ese día no pude dejar de escucharlo...

Hoy, 30 de noviembre, hace un año que vi por primera vez a Fernando Cabrera en vivo. Ése fue el detalle definitivo que me hizo amarlo. Fue en la Sala Zitarrosa de Montevideo. Desde el principio de aquel recital tan intimista, al que Daniela (sabiamente, como siempre) no quiso acudir pues prefirió que yo lo disfrutase en otra compañía, sentí ese placer doloroso o ese dolor placentero (no sabría bien) que provocan sus letras, esa forma de tocar directamente cada una de nuestras fibras sensibles, ese 'enroscamiento' del alma que me hizo salir del concierto cual caracola, metida para dentro. Por si eso fuera poco, aquella mano que me acompañaba, la del compañero de brindis con tannat, se extendió hacia mí cuando, en los bises, sonó "El tiempo está después"...

"Si vives en un sueño del pasado, no disfrutas de lo que sucede en el momento presente, porque siempre deseas que sea distinto. No hay tiempo para que te pierdas a nada ni a nadie porque estás vivo. No disfrutar de lo que sucede ahora mismo es vivir en el pasado, es vivir sólo a medias", dice Miguel Ruiz en "Los Cuatro Acuerdos. Un libro de sabiduría tolteca". Hoy, 30 de noviembre de 2008, esa mano no es más que protagonista de una fotografía y yo disfruto, en Madrid, de los discos de Cabrera...

viernes, 28 de noviembre de 2008

El amor en el tiempo

En estos últimos días tuve la oportunidad de leer un interesantísimo libro, "Lazos de amor", de Brian Weiss, autor de otros grandes éxitos como "Muchas vidas, muchos maestros" y "A través del tiempo". A través de sus terapias de regresión (que le han hecho mundialmente famoso), Weiss descubre que dos de sus pacientes son almas gemelas que han coincidido en diferentes vidas y que en ésta aún no se han encontrado. Naturalmente, el doctor está atado por su secreto profesional y no puede hablar a Elizabeth de Pedro ni a él de ella, por lo que su intervención en el caso debe limitarse a lo 'casual'. No os desvelo más porque si os interesa la temática, éste es un magnífico libro, muy fácil de leer porque está muy bien escrito.


Más allá de lo puramente literal y de esas definiciones que el autor hace de la materia que mueve el mundo, o sea el AMOR ("amar no es una elección, es una necesidad"), a mí lo que me ha provocado esta lectura ha sido la curiosidad por saber qué caminos recorrí antes de éste o cuáles visitaré después, con cuántas personas de mi entorno actual ya estuve antes, cuántas fueron mis amores o con cuántas luché. Es decir, no me considero una persona religiosa (mucho menos de esa religión que me inculcaron desde chiquitita por una Iglesia en la que, desde luego, no creo) y no sé si todo lo que dice el libro es cierto, pero sí pienso que existen energías o energías que conectan a las personas y que nuestra mente es una increíble máquina que conocemos en una mínima parte.


Ejemplos cercanos me han hecho ver que ciertas personas están/estamos más predispuestas a ciertos fenómenos, como la telepatía o el espiritismo. Llegar a un lugar y saber que hemos estado ahí antes a pesar de que fuese la primera vez; presentir algún mal acontecimiento; soñar con la casa en la que vivirás años después; pensar en una persona y que de repente se haga presente en tu vida; tener un 'deja vu' y que en realidad sea un recuerdo de algo ya vivido... No es la frivolidad de la 'ouija' en películas de terror para adolescentes, sino cosas bastante más serias. Tengo la certeza, por ejemplo, de que en algún otro momento yo pertenecí a otros lugares del mundo...

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Días extraños

Me gustaría ser Angela Bassett y que me sacases de un coche a toda prisa para besarme apasionadamente bajo una lluvia de confetti multicolor mientras Lori Carsson canta "Fall in the light", como en la escena final de "Días extraños".

Cuando vi a Ralph Fiennes en la pantalla y advertí lo mucho que se parecía a ti, que estabas en la butaca contigua, me enamoré de él. Ya sé que lo habitual con las estrellas de cine es lo contrario, es decir, nos fijamos en alguien corriente porque nos recuerda a tal o cual artista que nos gusta, pero ¿desde cuándo yo hago las cosas que se suponen normales?

En la película, ella vive eternamente preocupada por su amigo, que está enamorado (obsesionado es más correcto) de una mujer que le hace mucho mal. Mace le saca de todos sus problemas ocultando siempre lo que siente por él, pero un día, harta de que Lenny se hunda siempre en el fango de Faith, decide poner cierta distancia y cuidarse porque ya está bien de sufrir. Y, después de muchos avatares del guión, él se da cuenta de quién es la persona que siempre ha velado por su cuidado y descubre al amor de su vida.

A mí todavía me falta el capítulo final...

(Aldebarán, 20/11/2008)
(Nos pidieron
un deseo oculto para el taller
y salió esto...)

lunes, 17 de noviembre de 2008

Fuma y súbete al escenario...

Ayer volví a ver el espectáculo sobre Boris Vian que representa Andy Chango en el madrileño Teatro Alfil. Este peculiar cantante argentino (el calificativo lo aplico por comentarios ajenos, pues yo no lo había escuchado antes de esta aventura suya con el polifacético artista francés) ha grabado un excelente disco con música de Vian (conocido por su labor como escritor -El Lobo Hombre, La Hierba Roja, Escupiré sobre vuestras tumbas-, pero también crítico de jazz, trompetista, ingeniero, etc...) y con letras adaptadas al español (respetando el humor satírico del amigo Boris) por el grande Javier Krahe.

Y digo volví a ver, porque hace más de un mes, antes de irme de vacaciones, asistí a la presentación de este espectáculo en la Casa de América. Además de volar literalmente con el ambiente creado (más que plausible el trabajo de Federico Lechner no sólo como pianista sino con los arreglos y la dirección musical), tuvimos la suerte de disfrutar con la guitarra de Ariel Rot (uno de los artistas invitados en la grabación del CD, como Andrés Calamaro, como Antonio Serrano, como Jerry González).

Lo que vimos ayer en el Teatro Alfil, ya diseñado como espectáculo -y no como presentación para 'amig@s' en la Casa de América, sin desmerecer por supuesto-, fue una especie de número de cabaret, sin duda el mejor ambiente para disfrutar del jazz (y sus múltiples variantes, porque en realidad hubo incluso tango), con un Andy Chango algo resfriado (por lo que subió al escenario con un termo lleno de una infusión caliente -o eso quiero pensar jajaja-) pero absolutamente mimetizado con la figura de Boris Vian (algo en lo que él insistió durante el proceso de creación de este trabajo, tanto que incluso se fue a París a conocer sus rincones, a leer partituras originales, a saber todo lo que pudiera y más de su vida y obra), pidiendo disculpas por la escasez de presupuesto para una parafernalia que no necesita el espectáculo (y supliéndola con pompas de jabón y confetti lanzado por él) y con el cigarrillo siempre encendido entre esos interminables dedos que tiene.

Lo que me rompió totalmente los esquemas fue cuando, al poco de comenzar el show agradeciendo a la gente su asistencia ¡¡¡un domingo por la tarde a la seis!!! (el énfasis lo pone él, no yo), dijo que, a modo de local o de bar o de cabaret, había habilitado un espacio para las personas fumadoras: dos sillones y una mesita con cenicero sobre el escenario para quienes, quitándose esa primera vergüenza de lanzarse, necesitasen fumar. Más allá de que yo no fume y de que me parezca más saludable que la gente no lo haga, la idea me pareció tan rompedora que no pude más que aplaudir su genio. Se creó un ambiente tan cercano que cuando alguien subía, el tipo le dirigía un "hola" y le ofrecía fuego por si no tenía.

Me pareció muy curioso pensar que, en época de persecución a las personas que fuman, éstas tuviesen un privilegio: tener una visión totalmente diferente de los músicos y estar tan cerca de ellos al subir al escenario. Reconozco que sentí tanta envidia que por unos minutos me entraron unas ganas tremendas de agarrar un cigarrillo...

martes, 11 de noviembre de 2008

Escribir como respirar

El otro día, mi amigo Juampe contó en su blog algo sobre los criterios para convertirse en un escritor no sé si de renombre pero sí de ventas masivas. Él, que ya ha publicado varias novelas (sí, sí, yo voy presumiendo de tod@s mis amig@s que publican o cantan o dirigen revistas o simplemente disfrutan de la VIDA), se quejaba amargamente de que el hecho de no cumplir con esas normas básicas que rigen el mercado implican quedarse al margen.
Eso me hizo reflexionar (y así le respondí en ese mismo espacio) sobre el motor de la escritura. Creo que, más allá del puntito de ego que tod@s podamos tener, escribir es algo tan necesario como respirar. Aunque no me creo en posesión de la verdad absoluta, así que trataré de ceñirme a mi experiencia personal. PARA MÍ ESCRIBIR ES TAN NECESARIO COMO RESPIRAR. Dondequiera que vaya, me acompaña un cuaderno o simplemente una hoja para garabatear líneas, con o sin sentido, formando o no una historia, inventada o autobiográfica, en las que vuelco mi alma. Hasta donde llegan mis recuerdos, siempre escribí (e incluso donde no llega mi cabeza, la desmemoria de la primera infancia, quedan los testimonios gráficos de libros pintarrajeados o puertas de armarios en donde fui dejando huella con lápiz).
En los viajes, el diario se convierte en un fiel compañero y aliado contra las soledades. Incluso si viajo acompañada, trato de sacar algún mínimo tiempo para reflejar cuanto veo y siento (en estas dos fotos recientes, camino a Tigre-Argentina la primera y a Valizas-Uruguay la segunda, puede comprobarse).

Tengo la suerte de que mi trabajo tiene que ver con la escritura, aunque no sea tan creativo como me gustaría. Por ese motivo, busco otras vías de escape como este blog y, por supuesto, el taller literario al que acudo todas las semanas. En ese pequeño rinconcito de los jueves soy feliz. Y reconozco que este curso me lo estoy tomando bastante en serio y hago las tareas semanales (en lugar de ser la alumna díscola que siempre fui). Y aunque siempre escribo por pura inspiración, confieso que, al menos, le estoy dedicando los tiempitos que otra vez no hice. Quizá sea verdad eso de que las musas (o musos) deben encontrarte trabajando para completar el proceso...

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Cuando lo virtual se materializa...


Aquí traigo la confirmación de un encuentro prometido. Como me comprometí con Casandra a no usar su foto salvo retoque, pensé que era una buena cosa hacer que nuestra imagen quedase como oculta bajo los granos de las arenas rochenses. ¿Parece?

La barra montevideana (de izquierda a derecha: Casandra, Fiorella, Lu) me recibió en la CASA de CASS, a pesar de mis apuros para el encuentro, pues yo andaba de despedida en despedida. Lamentablemente sólo faltó Anónima Vene, a quien no pude conocer en Buenos Aires por idénticos problemas de agenda (que lo parió, cuánt@s amig@s jajaja). Quien sí asistió, aunque telefónicamente, fue Guidaí.

Intenso encuentro. No puedo decir más...

En el aire, la sombra gatuna del hombre que nos unió a todas. El día acordado para el encuentro real de estas amigas virtuales coincidía (¿coincidía?) con el momento en que, un año antes, yo le dejé mi primera firma. A partir de ahí todo lo demás...

Don Pascual y charla ágil en el poco (¿poco?) tiempo que tuvimos. El cántico de "¡Qué viva España!" me acompañó al cruzar ese portal de Pocitos y al tomar el taxi camino a Ciudad Vieja, donde debía reunirme con el resto de mi clan para más despedidas. Una bandera uruguaya sobre las sillas me dio la bienvenida a la casa de los colores. Retazos de un momento de emoción más allá de las fronteras, de encuentro más allá de los espacios y los tiempos. E insisto: el gato paseándose por allí y ronroneando entre todas nosotras.

¡¡¡Va por usté!!! 

Para la barra, toda mi gratitud por el encuentro a pesar de mis premuras...

domingo, 2 de noviembre de 2008

Vacaciones (V, capítulo final)

Escribo esto ya desde la 'orange house', horas después de que mi cuerpo (no mi alma) aterrice en Madrid. Fueron tres semanas de indescriptibles paisajes exteriores pero sobre todo interiores. Sigo confirmando que viajar es una de las mejores formas de aprender sobre un@ mism@ y sigo apostando a los sentimientos más allá de las fronteras. A la espera de que me salgan más palabritas, mando muchos besos a quienes siguieron esta nueva singladura, a quienes pude abrazar en vivo y a quienes me quedé con ganas de hacerlo, a quienes leyeron y se sintieron cerquita cerquita a pesar de las distancias o simplemente a quienes pasaron por aquí...