jueves, 13 de mayo de 2010

"Qué manera de sentir, qué manera de soñar, qué manera de aprender, qué manera de sufrir"

Esas increíbles frases corresponden al estribillo del Himno del Centenario del Atlético de Madrid escrito por Joaquín Sabina. También dice "qué manera de subir y bajar de las nubes". Hoy nos tocó descender a lo bestia después de unos minutos tocando el cielo para una última remontada bestial que nos dejó en lo más alto, sin respiración, con las lágrimas contenidas (o vertidas, que cada cual lo aplique a su caso), esperando que el árbitro pitase el final del partido.

El Atleti ganó su segundo título europeo, la Liga Europa, 48 años después del primero. Y lo hizo como corresponde a su filosofía vital: sufriendo. Una amiga desde Bogotá me decía que el título era rojiblanco pero que habría prórroga y penaltis. Bien, sólo se equivocó en los lanzamientos de pena máxima. El equipo rojiblanco se adelantó gracias ¡cómo no! a Diego Forlán. Pero la alegría sólo duró seis minutos, los que tardó en empatar el Fulham. Con el 1-1 terminó el partido y transcurrió buena parte de la media hora temida, ésa que antecede a la tanda de la lotería. Durante los últimos minutos, yo intercambiaba mensajes con un amigo sufridor, en Madrid, que llegó a decirme: "esto es inhumano". Y apenas segundos después de este intercambio dramático, llegó la jugada del éxtasis, la protagonizada por Sergio "Kun" Agüero y rematada por el U-RU-GUA-YO.

Volví hace ya un buen rato de Neptuno, la plaza donde la gente del Atleti festeja sus triunfos y que estaba, por ese motivo, un poco abandonada desde que hace 14 años los rojiblancos ganasen el doblete con la Liga española y la Copa del Rey. En esta ocasión, se puede repetir la hazaña, ya que el próximo miércoles disputarán la final de Copa ante el Sevilla. Sé que Uruguay necesita a Forlán bien descansado para el Mundial de Sudáfrica, pero, por lo que voy averiguando de este gran hombre (más allá del futbolista, se encuentra una gran persona), estoy convencida de que él preferirá pelear por un título universal después de ganar dos en su actual club. Ya pasó por otros, con mejor o peor trayectoria, pero en ninguno disputó finales. Ahora sumó su primer triunfo importante con el Atlético de Madrid. ¿Llegará el día 19 el segundo?

Por si acaso, esta noche nos lanzamos a la calle mucha gente, deseosa de festejar, de superar esa condición de "pupas", de seguidores del equipo madrileño que nunca gana nada (como si el vecino de la Castellana últimamente celebrase algo), de sufridores de bromas que nos gastan los demás, de rara avis que no sabemos cómo explicar por qué somos del Atleti (más que a través de los sentimientos). Y había buena energía, mucha gente joven (que, por supuesto, no ha visto lograr jamás un título rojiblanco), también matrimonios mayores ataviados con sus bufandas, pandillas de chicas y chicos con cintas en la cabeza, camisetas con diferentes nombres a la espalda y banderas en las manos, niñ@s llevad@s por sus progenitores e incluso un perro tapado con una tela rojiblanca y sostenido en brazos de su dueño. Había risas, había buen humor, había gente fotografiándose con desconocid@s, había cánticos, había aplausos, había amor por unos colores.

"Qué manera de aguantar,
qué manera de crecer,
qué manera de sentir,
qué manera de soñar,
qué manera de aprender,
qué manera de sufrir,
qué manera de palmar,
qué manera de vencer,
qué manera de vivir,

Qué manera de subir y bajar de las nubes,
¡que viva mi Atleti de Madrid!"
(Joaquín Sabina, "Himno del Centenario")