jueves, 28 de junio de 2012

Seguir siendo un niño


"Con la inocencia tan graciosa,
que cambia el nombre de las cosas,
con ese brillo que te quita el frío,
cuando las noches son lluviosas...
Volver a ser un niño, volver a ser un niño,
volver a ser un niño, volver a ser un niño..."

(Los Secretos, "Volver a ser un niño")

Aquel pequeñajo iba engurruñado en su asiento y sus diminutos pies, alejados de los protocolos de urbanidad (quién le va a explicar a un niño qué es exactamente eso), apoyados sobre el mismo. Su cara, medio escondida tras sus manos, denotaba aspecto de granujilla, uno de esos que tienen tal grado de travesura como de simpatía y de ternura. Una señora le hacía gestos desde la fila enfrentada a la suya y él le devolvía la jugada. Yo llevaba un rato observando aquel intercambio anímico y continué hasta que la mujer llegó a su parada y ocupó su lugar un hombre de mediana edad (sin duda parecía mucho más joven de la realidad que marcaban algunas arrugas alrededor de sus ojos mínimos). Su mirada se ilusionó cuando vio que aquel crío le vigilaba desde detrás de su visillo digital y le enviaba señales. Él sonrió y empezó a hacerle burlas con la lengua y a bromear desde la cercana distancia, a lo que el chaval respondió durante varias estaciones. Su madre, desde el asiento contiguo, disfrutaba con el entretenimiento de su hijo y de aquel "niño grande". Mientras, el resto del vagón ni se inmutaba...

La mirada de un niño es la más cristalina que existe, la única capaz de vislumbrar al otro desde el fondo mismo del alma, la que permite reconocer a un semejante -aunque este pueda, en algún caso, triplicar o cuadruplicar su edad-. Una de las cosas más importantes en esta vida es mantener la inocencia (incluso la ingenuidad, por qué no), la brillantez, la calidez y, por supuesto, la limpieza de aquella mirada que tuvimos en la infancia. Solo esa nos permitirá distinguir lo bello de lo feo, la verdad de la mentira, el Amor de cualquier otro juego...

miércoles, 6 de junio de 2012

Haciendo amigos...



Un buen día, cuando entré a tomar un café en el rinconcito de mi amigo Alberto, me encontré con la grata sorpresa de que había mencionado este lugar naranja como uno de sus favoritos en la red. Yo no conocía, hasta ese momento, qué eran los Premios Liebster. Aquí os incluyo el contenido de los mismos...
Los Premios Liebster (en alemán “favorito”) son una interesante iniciativa destinada a promocionar pequeños blogs, en cuanto al número de visitas se refiere, a través de una cadena de premios simbólicos que los propios bloggers otorgan. Es decir, cada blogger que recibe el premio en reconocimiento a su blog, debe, a su vez, otorgar un nombramiento igual a otros 5 blogs de su elección. Sólo debe cumplir unas simples normas:

1.- Copiar y pegar el premio en el blog enlazándolo con el blogger que te lo ha otorgado.

2.- Premiar a tus 5 blogs favoritos con la condición de que tengan menos de 200 seguidores y dejarles un comentario en sus entradas para notificarles que han ganado el premio.
3.- Confiar en que continúen la cadena premiando a su vez a sus 5 blogs preferidos.
Como ahora me toca la difícil tarea de seleccionar esos cinco espacios por los que paseo con frecuencia, espero que nadie se me ofenda (por no ser incluido) y, sobre todo, deseo que quienes nunca habéis transitado por ellos lo hagáis. Encontraréis buenas y lindas cosas. Que conste que el orden no tiene nada que ver con las preferencias...
1. ¿Un café?: Un rinconcito apacible donde disfrutar de mucha literatura y mucha (y buena) música.
2. Camino a Macondo: Letras muy bien escritas de la mano de una gran periodista (pero sobre todo Gran Mujer) que apura la Vida con cada paso que da.
3. La sonrisa de Verdi: Pequeños sorbos de cotidianidad en las letras de un buen amigo que, por encima de todo, disfruta con la docencia.
4. Blog Ernesto Calabuig: Uno de esos espacios infaltables para aprender de buena literatura de la mano de un gran crítico que, además, es un gran escritor. Imprescindible, en mi opinión, leer "Expuestos".
5. El Gato Utópico: Un enganche con el Uruguay antes de que nos pusiéramos cara y nos convirtiéramos en amigos.

Al mal tiempo, buena cara...


Hoy no ha sido un buen día. Pero, siguiendo los consejos de una Gran Amiga, optimista irredenta ella, le pongo al mal tiempo buena cara, porque no conviene regodearse en lo malo, porque no se gana nada anclándose al dolor, porque unas palabras dichas a tiempo borran cualquier nubarrón de silencio, porque a los "alien" solo hay que dejarles espacio en las pelis, porque ya vendrán tiempos mejores (o al menos cabe esperarlos).

Porque para salir así de linda en una foto se necesita que alguien te mire así de bien...