lunes, 19 de marzo de 2012

El último mate


Tenía la cabeza partida por la mitad. La noche anterior había estado repleta de emociones y alcohol (ambas cosas en grandes cantidades). Y era ya el último día. Se acababa todo ese periplo sentimental que me había tenido durante más de tres semanas en el sur del mundo. Y lo bueno de las borracheras compartidas es que las resacas también se pasan en grupo, así que nadie tuvo reparos en pedir refresco a la hora de almorzar (y rica pasta para empapar bien todo el líquido ingerido). Y volvimos a ese lugar tan lindo, el único que repetí en todo ese tiempo. Y, aunque amaneció lluvioso y nublado, poco a poco fue saliendo el sol, tanto que tuvimos que irnos adentro por no quemarnos. Y empezaron los adioses (porque algunas resacas también llevan eso implícito). Y la rambla, con todo su Amor, me ofreció este espectáculo para las últimas horas.

Hoy hace un mes que dejé Montevideo, que partí de Uruguay, que empecé el regreso a esta parte del mundo... En este mes transcurrido ha habido demasiadas visitas a hospitales, algunos reencuentros (más que) placenteros, hastíos y lágrimas, también muchas risas, generación de expectativas ante los cambios, respuestas a ciertos correos y continuación de la búsqueda. Incluso visitas he recibido. Mi (linda) gente de allá quedó físicamente lejos pero tan dentro que aún no he podido agradecer -como merece la ocasión- todo lo que recibí. Es lo que tienen ciertas intensidades. Y aunque ya he brindado con algún vinito traído del sur, todavía no he vuelto a tomar mate...

martes, 6 de marzo de 2012

"Hay que viajar, hay que moverse, hay que verlo todo"


Semejante frase la escribió (y leyó en Madrid) el pintor uruguayo-catalán Joaquín Torres-García en 1933. Y la suscribo completamente. Y la traigo hoy aquí porque acaba de irse de casa una pareja de amig@s (David y Gemma) llegad@s de Rupià (Girona), seis meses después de su anterior visita. Y porque compruebo que es el mismo tiempo que llevo sin actualizar este rinconcito naranja.

Y pienso en que en el último semestre viajé a Gijón y Avilés; Nueva York y Washington; San Salvador (incluidos los aeropuertos de Frankfurt, Miami y Houston); Buenos Aires y Montevideo (más Rocha). Y en que llegaron a mi vida dos seres cargados de Amor, Stevie y Bruji. Y en que cumplí sueños como ir a Iemanjá, las llamadas y los tablados de carnaval o pisar el estadio Centenario. Y en que asistí a la boda de una Gran Amiga, en la que, además, hice de DJ. Y en que pude hojear manuscritos de ese artista que admiro. Y en que mi familia ha vuelto a pisar hospitales sin querer. Y en que mi hermana por fin vio a Kevin Spacey en persona. Y en que Eduardo Galeano obró de guía en un museo para mí. Y en que, más allá de ciertas frustraciones profesionales, al final lo que cuenta es la gente con la que compartes ese camino...

Miro los últimos seis meses de mi vida y da tanto vértigo como contemplar la rambla montevideana desde un decimotercer piso...